Vida monótona, rutinaria, aburrida, cuando ya habías olvidado lo que era esa sensación. Justo en ese momento cuando, sin saber cómo o por qué, sientes ese cosquilleo, ese que tantas decepciones y preocupaciones te ha traído, ese que ha impedido que durmieras muchas noches, y ese que no te ha dejado concentrarte en otra cosa; pero también es ese que te a hecho sonreír tontamente, ese que te a alegrado un día horrible, ese que ha hecho que estés horas eligiendo que ponerte un sábado, ese que a sido el motivo de tu existencia. Y la decisión, la difícil decisión, hacer caso a esa sensación o no prestarla atención, intentar conseguirlo o decidir que olvidarlo es lo correcto. Apostar para ganar o simplemente no apostar.
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