miércoles, 21 de diciembre de 2011

Si fue real permanecerá para siempre.


Poco a poco todo se enfría, se degrada, hasta que al final se acaba perdiendo. Y te preguntas que hiciste mal, si fuiste tú, si fue él o si fue simplemente el tiempo, ese que no puedes detener en aquellos momentos de felicidad casi absoluta, en aquel instante en que no importa nada más, pues el tiempo pasa sin que podamos hacer nada y todo lo vivido pasa a formar parte de nuestro pasado, de nuestro camino por la vida. Importante ese momento antes de dormirte en el que recuerdas momentos, inolvidables momentos y a veces te resignas a aceptar que eso acabó, que no volverá; pues si esto te pasa deberías plantearte si aquello fue real, auténtico porque lo grande, lo real, lo que realmente te marca en la vida nunca se acaba, podrá tener momentos mejores y otros peores pero nunca, jamás desaparecerá; aunque lejos, seguirá presente en tu vida de alguna manera y siempre caminará a tu lado, limpiándote las lágrimas si lloras y levantándote si te caes. Porque realmente todo puede enfriarse, degradarse, pero solo lo que, aunque a tu parecer fuera importante, realmente no lo fuese se pierde.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Otra vez esa sensación.

Vida monótona, rutinaria, aburrida, cuando ya habías olvidado lo que era esa sensación. Justo en ese momento cuando, sin saber cómo o por qué, sientes ese cosquilleo, ese que tantas decepciones y preocupaciones te ha traído, ese que ha impedido que durmieras muchas noches, y ese que no te ha dejado concentrarte en otra cosa; pero también es ese que te a hecho sonreír tontamente, ese que te a alegrado un día horrible, ese que ha hecho que estés horas eligiendo que ponerte un sábado, ese que a sido el motivo de tu existencia. Y la decisión, la difícil decisión, hacer caso a esa sensación o no prestarla atención, intentar conseguirlo o decidir que olvidarlo es lo correcto. Apostar para ganar o simplemente no apostar.


viernes, 9 de diciembre de 2011

Tomar aliento

Después de semanas de trabajo sin descanso, de agobios quizás innecesarios, de esfuerzo máximo y de cansancio, mucho cansancio, hoy puedo decir que a merecido la pena y que a pesar de todo, tarde o temprano todo acaba dando sus frutos. Ahora toca tomar aliento y disfrutar mientras se pueda, pues cuando ya no sea posible será cuando queramos hacerlo.